El pasado 17 de diciembre, la Academia de las Artes Escénicas en España organizó en el auditorio del Ministerio de Cultura una jornada para reflexionar y debatir sobre la financiación y las condiciones laborales en las Artes Escénicas.
Se presentó un estudio que se ha realizado al sector sobre este tema y las conclusiones fueron devastadoras. Las artes escénicas se ven mal en estos dos aspectos, pero ¿Quién es el responsable? ¿Las políticas culturales? ¿Los agentes culturales que no marcan una ética de trabajo? ¿Todos? No se trata de buscar culpables, pero sí de ser resolutivos, y más en un sector tan creativo, la búsqueda de soluciones debería ser su fuerte.
La jornada se dividió en varios bloques para organizar las temáticas.
Financiación privada
En la mesa de financiación privada se puso sobre la mesa las siguientes preguntas: ¿Nos hemos acostumbrado a funcionar con la administración pública? ¿Tenemos que rediseñar los modelos de financiación? ¿La solución es el mecenazgo?
Una ley de mecenazgo que facilite estos mecanismos de financiación ayudaría, pero el problema está mucho más allá, en la educación. Educar para poner en valor las artes, valorarla y que la gente pueda apoyar estos proyectos. Cristina de la Fundación Daniel y Nina Carasso hizo mucho hincapié en este aspecto.
En esta mesa una de nuestras asesoras participó como dinamizadora, destacando uno de los resultados del estudio: Crowdfunding ni está ni se le espera. Así que abrió el debate lanzando estas preguntas a la sala ¿Por qué el crowdfunding no se considera una fuente de financiación? El crowdfunding es una financiación colectiva desde la comunidad, ¿Cómo las Artes Escénicas que ofrecen una experiencia a la comunidad no sabe cómo usar esta herramienta de financiación colectiva? ¿Tenemos miedo a que la comunidad no quiera nuestro “producto”? ¿Pretendemos que compren entradas para verlo, pero nos asusta que participen en el proceso de la creación? ¿No somos capaces de superar el reto de las audiencias? En este post tienes su intervención al completo, donde dejó unas cartas sobre la mesa que no se contestaron.
Financiación pública
En la mesa de financiación pública el debate estaba servido y caliente. Se pudieron diferenciar dos corrientes:
- Los proyectos culturales deben mantenerse con subvención año tras año
- Los proyectos culturales pueden recibir en un momento de inicio subvención, pero deben ser sostenibles por sí mismos con el tiempo
Se habló de reformular el sistema de subvenciones y las posibles vías que se plantearon son:
- Crédito cero
- Ayudas al consumo.
No podemos olvidar que cuando se subvenciona un proyecto el financiador es promotor de la actividad, y para una buena gestión este promotor debe conocer la diversidad del sector, no tienen las mismas necesidades un musical que una compañía emergente, por lo tanto, necesitan medidas diferentes.
Javier Ortiz, dinamizador de esta mesa abrió heridas, con frases como «si no somos sostenibles tenemos un problema», pero a veces estas reflexiones duelen porque nos hacen entrar en la realidad. Además, añadió que las subvenciones no pueden ser dadas a empresas que precarizan, así que hablamos de un sistema de control de calidad a las empresas que reciben subvencionen, ética, responsabilidad y buenas prácticas.
El tema de la política de precios volvió a saltar la llama. La administración pública usa esta política de precios para garantizar el acceso a la cultura, ya sea a precio social o gratis, ¿Este mecanismo provoca la desvalorización de la cultura? En la diversidad está el gusto, para unos sí, para otros no.
Para ir cerrando este debate se dejó caer que las subvenciones eran a proyectos, por lo que cuando se acaba el proyecto, ¿Cómo se ayuda a las empresas a seguir vivas y produciendo? Al final, varios empresarios mostraron su sensación de sentirse vehículos de dinero que se convierten en herramientas del gobierno. Generan empleo, trabajo, luchan para sobrevivir en periodos de inactividad, siguiendo pagando el precio de tener una empresa, y luego el gobierno subvenciona un proyecto y se cuelga la medalla. ¿Al final son las empresas las que financian al gobierno?
Condiciones laborales
Apenas quedó tiempo para esta mesa, por lo que la reflexión se quedó superficial, ya que cuando se habló de las condiciones laborales se centró, o esa fue nuestra sensación, mucho en el artista, dejando atrás a otros muchos perfiles que trabajan en las artes escénicas. Para generar una estabilidad laboral se requiere de espectadores, por lo que se lanzó la siguiente pregunta: ¿Sobran producciones y compañías o faltan espectadores?
En este punto, cuando hablamos de precarización, ¿tenemos claro que es precarizar? Aquí volvemos al mismo problema de la financiación, ¿Se entiende la diversidad que hay en el sector? ¿Tienen las mismas necesidades y recursos el teatro de la latina (teatro de gran tamaño) que la escalera de Jacob (sala independiente de aforo limitado? ¿Cómo hablamos de condiciones laborales en los circuitos off? ¿La unión de actores como sindicato busca el equilibrio? Al final la sensación que nos quedó es que se habla de condiciones laborales siempre en un momento de contratación laboral con subordinación, pero esa figura está desapareciendo, nos obligan a emprender, autoemplearnos, y para sacar los proyectos adelante y poder vivir ¿Nos autoprecarizamos?
Se acababa el tiempo, se cerraba el debate, se dejó abierto, muchos temas importantes que debemos seguir trabajando en el sector.
Para concluir cerraremos con la frase de Isabel Vidal
La cultura es tan importante para los políticos que es su principal problema